Edición 36, Finanzas

Las SOFOLES, el Riesgo y la Liquidez

Por: Renata Herrerías
Escuela de Negocios, ITAM

Ninguna empresa es inmune al riesgo de liquidez. Habrá negocios “más líquidos” que otros pero la poca disponibilidad o la presión para conseguir recursos para hacer frente a los compromisos de corto y mediano plazo es uno de los factores determinantes para la viabilidad a largo plazo de cualquier negocio.

Si una organización trata de otorgar créditos mediante el uso de los recursos de terceros, el tema de la liquidez es todavía más crítico. Por lo general estará muy apalancada y es precisamente el apalancamiento lo que hace que el negocio sea negocio. Éste es el negocio de los bancos y de los intermediarios financieros en general.

Desde la aparición de General Electric Capital Corp., en los años 30 en Estados Unidos y a partir de los 90 en México, se desarrolló un sistema alterno al sistema bancario dedicado solo a otorgar créditos para consumo o hipotecarios. Este sistema paralelo, formado por empresas financieras no financiadas por depósitos tradicionales, contribuyó a dar acceso a crédito a un enorme número de familias y empresas que la banca tradicional no atendía. En momentos donde las economías crecían y los bancos no atendían del todo la demanda de crédito -sobre todo en México después de la crisis de 1995-, las empresas financieras entraron a cubrir esos espacios no atendidos. En general se trataba de intermediarios poco regulados, financiados a través de préstamos de otras instituciones financieras, préstamos de una empresa industrial (parent company) o de los mercados bursátiles.

Tal parece que a solo 15 años de su aparición en el sistema financiero mexicano, las Sociedades Financieras de Objeto Limitado (SOFOLES) están condenadas a la extinción. De las casi 60 SOFOLES que existían en 2005 -cuando había 29 bancos comerciales- hoy quedan 20. Ya sea por haber sido adquiridas por algún grupo financiero, por haberse transformado en Sociedad Financiera de Objeto Múltiple (SOFOMES) o por quiebra, los intermediarios financieros especializados han desaparecido gradualmente del mercado mexicano.

En octubre de 2007, Paul A. McCulley, durante su ponencia en la conferencia New Frontiers in Institutional Asset Management explicaba que la liquidez, más que una cuestión de la política monetaria, es un fenómeno relacionado con el apetito por riesgo tanto de prestamistas como de deudores. Para McCulley la liquidez es un estado mental en lo que se refiere al riesgo. Es el resultado del apetito de los inversionistas por asumir riesgo, y del apetito de los ahorradores por ayudar al apalancamiento de los inversionistas que quieren tomarlo. Al no tener el mismo respaldo gubernamental sobre sus pasivos -como los bancos-, las empresas financieras se vuelven mucho más vulnerables a los movimientos en el apetito por riesgo de los inversionistas y por lo tanto a los cambios en la liquidez.

¿Se puede explicar el proceso de desaparición de las SOFOLES a través de los cambios en el apetito de riesgo? O bien, ¿lo sucedido a las SOFOLES mexicanas es solo una reconfiguración del mercado en la que factores comerciales son los únicos que explican la contracción del sector?

Hasta antes de 1993, la oferta de crédito hipotecario y de consumo en México estaba circunscrita únicamente en los bancos. Como parte de los acuerdos para entrar al Tratado de Libre Comercio con América del Norte se pidió al gobierno de México fomentar la creación de intermediarios financieros especializados para que las alternativas de financiamiento se ampliaran. La intención era permitir la existencia de intermediarios financieros especializados similares a los que ya existían tanto en Estados Unidos como en Canadá (Non-Bank Banks). Además de la especialización en algún tipo de crédito, una particularidad importante de este tipo de instituciones es que los recursos para otorgar créditos no provienen del ahorro de la población.

Fue a raíz de la severa crisis bancaria de 1994-1995 y la consecuente retirada de los bancos del mercado de crédito que las Sociedades de Objeto Limitado (SOFOLES) llegaron a su auge al cubrir los espacios que la banca tradicional había dejado. El crecimiento de las SOFOLES fue exponencial, aun en periodos de desaceleración, con tasas muy por encima del crecimiento de la economía (Figura 1). El final de la década de los 90 y la primera mitad de la década del 2000 marcó el mejor momento de este sector.

Durante la segunda mitad de la década del 2000, el mercado comenzó a reconfigurarse. En primer lugar los bancos regresaron con intensidad al mercado de crédito y con el propósito de recuperar su participación en éste, las SOFOLES se convirtieron en su objetivo natural. Varios bancos adquirieron SOFOLES consolidadas en su nicho específico, como por ejemplo BBVA Bancomer e Hipotecaria Nacional o Ixe y Fincasa.

Por otra parte, dadas las condiciones del mercado y en un intento por desregular y contribuir a la diversificación de sus activos, en julio de 2006 se aprobó la creación de las SOFOMES, o Sociedades Financieras de Objeto Múltiple. Es así como a partir de finales de 2006 el número de SOFOLES independientes de bancos o grupos financieros decreció paulatinamente, lo cual dejó el espacio a las SOFOMES o a las empresas de financiamiento bajo la tutela de un gran grupo financiero. Aun así el crédito canalizado vía las sociedades financieras llegó a representar casi 3% del PIB, en comparación de 1.1% que manejaban en el 2000.

Figura 1: Cartera Total y Crecimiento % de cartera, SOFOLES (1997-2005).
Fuente: Elaboración propia con datos del Banco de México

El Fondeo

Antes de 2000, las principales fuentes de fondeo para las SOFOLES eran los bancos, los programas y fideicomisos gubernamentales. A partir de 2000, las SOFOLES comenzaron a tener acceso a los mercados bursátiles que llegó a representar hasta 24% de la captación de recursos en 2006. Había en el mercado mucho apetito por inversiones rentables, en un sector en crecimiento y con perspectivas favorables en todos los sentidos; fue así como los préstamos de otros intermediarios financieros disminuyeron paulatinamente y llegaron a ser menos de 20% en 2003.

Del análisis de la composición del pasivo también resalta el dominio de las SOFOLES inmobiliarias en la industria. Con los programas de vivienda durante el sexenio anterior, los recursos obtenidos de programas de gobierno llegaron a representar hasta 60% de la captación de recursos de las SOFOLES hacia 2003 (Figura 2).

El panorama cambió radicalmente entre 2007 y 2008. Además de la transformación de SOFOLES a SOFOMES para operar bajo un esquema no regulado, la contracción de los mercados financieros y mal desempeño de algunas instituciones dejaron a las SOFOLES sobrevivientes sin acceso a recursos; 76% de los recursos que tienen para operar las pocas instituciones que quedan provienen de los bancos y hoy solo 15% proviene de los mercados bursátiles. El financiamiento del gobierno y otros intermediarios financieros de éste representan únicamente 9% de la captación de recursos.

Figura 2. Composición de la Captación de Recursos de las SOFOLES (1997-2010).
Fuente: Elaboración propia con datos del Banco de México

El Riesgo

Durante los primeros siete años de la década de 2000 claramente existía apetito por riesgo en los mercados, existían recursos líquidos que buscaban canalizarse a las inversiones más atractivas, no necesariamente por su relación óptima entre riesgo y retorno, sino simplemente por ofrecer retornos más altos; la aversión al riesgo de los inversionistas disminuía y por lo tanto el apetito aumentaba.

Con mercados más líquidos, mejores condiciones en las tasas de interés, una economía en crecimiento y una banca que no atendía al mercado de crédito se explican por qué el crecimiento de las SOFOLES fue exponencial. Sin embargo, como la historia lo ha marcado siempre, el crecimiento acelerado de un mercado de créditos casi siempre va acompañado con la disminución de la calidad de los deudores. La historia de 1994 se repitió ahora con las SOFOLES, sin llegar a ser un problema de las mismas dimensiones y consecuencias, la quiebra de empresas como Metrofinanciera o los problemas de solvencia de Hipotecaria Su Casita son una clara muestra de la fragilidad en la que estaba el sector cuando llegó la contracción de liquidez.

El riesgo se percibe en varios ámbitos: el deterioro de los activos, la falta de liquidez, la disminución en el margen de intermediación y la disminución del capital. Por ejemplo, en la Figura 3, se aprecia la caída abrupta del ingreso neto por intereses y el margen de interés neto. Ambos se explican por el deterioro de los activos que al caer en incumplimiento dejan de acumular ingreso financiero y en el incremento en los costos del pasivo que, como se mencionó, a partir de 2008 proviene de los bancos (Figura 4).

El problema de liquidez se acentúa más con el deterioro de la cartera. El índice de morosidad de las SOFOLES, de estar en niveles óptimos de 2%, al cierre del 2010 presenta niveles del más de 12% (Figura 5). Si el cliente no paga, el intermediario a su vez no puede cumplir con sus compromisos y más cuando no cuenta con garantías de gobierno o seguros de depósitos como tienen los bancos.

Figura 3. Ingreso Neto y Margen de Interés Neto, SOFOLES (1997-2010)
Fuente: Elaboración propia con datos del Banco de México

Figura 4. Costo Financiero SOFOLES (1997-2010)
Fuente: Elaboración propia con datos del Banco de México

Figura 5. Índice de Morosidad, Cartera Vencida/Cartera Total, SOFOLES (1997-2010)
Fuente: Elaboración propia con datos del Banco de México

Apalancamiento, Desregulación y Crisis, ¿la Tormenta Perfecta?

La historia ya es conocida. Entre 2007 y 2008 se gestó en los Estados Unidos la mayor crisis financiera desde 1929. La burbuja de precios de bienes raíces reventó y desplomó el valor de los instrumentos estructurados que financiaban dichas operaciones. La tormenta perfecta de los mercados financieros se materializo: los deudores más riesgosos hicieron default, el valor del colateral de las operaciones de crédito se desplomó y por lo tanto los instrumentos estructurados que financiaron las hipotecas subprime perdieron totalmente su valor. Todo esto llevó a la quiebra no solo a varios bancos de inversión, sino a economías enteras como la de Islandia. Por supuesto México no quedó inmune y sufrió también la contracción de liquidez generalizada de los mercados financieros. Los capitales regresaron a las inversiones libres de riesgo como los bonos del tesoro de Estados Unidos.

Con relación al sistema financiero paralelo, menos regulado y más apalancado, McCulley explica que la presión por disminuir el apalancamiento, por aumentar el valor de los colaterales y la negativa por refinanciar operaciones por parte de los inversionistas transformaron una situación de liquidez ilimitada a una contracción abrupta de recursos para refinanciar operaciones. Si las principales fuentes de fondeo de las SOFOLES eran los bancos y los mercados financieros, al haber una reducción generalizada de fondeo, tanto bancos como inversionistas canalizarán sus recursos a las entidades menos riesgosas, menos apalancadas y con mayor liquidez; el apetito por riesgo disminuye y los mercados ya no están dispuestos a apoyar el apalancamiento y el riesgo creciente. Intermediarios como las SOFOLES no pueden vender activos lo suficientemente rápido para satisfacer la aversión creciente al riesgo de los inversionistas.

Conclusiones
McCulley afirma que la liquidez es ese estado en la mente del inversionista. Cuando hay apetito de riesgo habrá liquidez. El desarrollo de la industria de intermediarios financieros especializados se dio en un momento de coyuntura de mercado en el que los canales tradicionales se cerraron y había mucha liquidez. Ambas condiciones ya no existen y el apetito por riesgo ha disminuido considerablemente.
A pesar que el mercado de crédito de México es muy grande y sigue sin atenderse en su totalidad, la recuperación del sector será difícil y lenta. Tal parece que el acceso a fuentes de financiamiento estables, de largo plazo y a precio razonable será el factor que determine la sobrevivencia o la desaparición del sector.?

Referencias
McCulley P.A., “The liquidity Conundrum”, New Frontiers in Institutional Asset Management Conference. Sacramento California, Oct. 2007.
Comisión Nacional Bancaria y de Valores, “Boletín estadístico, Sociedades Financieras de Objeto Limitado”. Varios números.

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