Desarrollo Empresarial, Edición 53

La encuesta GEM y el emprendimiento en México

Por: Claudia N. González
ITAM

Los emprendedores que crean y hacen crecer negocios gozan de reconocimiento y aprecio social.

Son modelo de líderes carismáticos, aventureros, empeñosos, trabajadores y determinados; en general, son vistos como personas indispensables para generar nuevos empleos y aumentar la productividad, factores que son determinantes para el crecimiento económico. No obstante, suelen ser más alabados que estudiados.
En las últimas décadas, el interés por conocer y entender el emprendimiento ha crecido de manera significativa. Sin embargo, dos importantes limitaciones en la investigación sobre este tema son la falta de información empírica y la falta de unidades de medida con respecto del emprendimiento. Ante esto, en 1999 se presentó el Global Entrepreneurship Monitor (GEM), un proyecto académico internacional que mide, con una encuesta, el grado en que los individuos participan en actividades de emprendimiento en un país y la interdependencia entre el emprendimiento y el desarrollo económico. Durante estos años, la encuesta ha perfeccionado su marco conceptual y las definiciones básicas, con objeto de tener una mayor claridad del paradigma y de los efectos del emprendimiento.

El GEM está compuesto por tres indicadores básicos del emprendimiento en la economía de un país. El primero se refiere al conjunto de la actividad emprendedora en estado temprano (Total Early-stage Entrepreneurship Activity, TEA), el cual es un indicador del porcentaje de individuos entre 18 y 64 años que son emprendedores iniciales, esto es, emprendedores con negocios establecidos menos de tres meses antes, o bien dueños administradores de un nuevo negocio que tiene menos de 3.5 años. Este indicador se enriquece con atributos individuales como sexo, edad y motivación para crear el negocio –que puede ser porque se detectó una oportunidad o por la necesidad de emprender ante la falta de empleo–. También es posible identificar el sector y el impacto, considerando el crecimiento del negocio, la innovación y la internacionalización.

El segundo indicador básico es la actividad emprendedora de los empleados (Entrepreneurial Employee Activity, EEA), que es el nivel de participación de los empleados en actividades emprendedoras, como el desarrollo o lanzamiento de nuevos productos o servicios, la apertura de nuevas unidades de negocio, establecimientos y subsidiarias.

Finalmente, el tercer indicador se refiere a la actividad del emprendimiento social (Social Entrepreneurial Activity, SEA) y mide la tasa de individuos dedicados a actividades emprendedoras con un fin social.

Otros indicadores importantes del GEM se refieren a qué tanto se valora a los emprendedores en la sociedad y a los atributos individuales de los emprendedores.

Recientemente se presentó en México el informe de la encuesta GEM 2014, en la cual participaron 73 países, que representan el 72.4% de la población y el 90% del producto interno bruto mundial.
Los resultados permiten identificar oportunidades. Por ejemplo, en el rubro de “Valores del Emprendedor”, México ocupa el lugar 16 de 17 países de América Latina en cuanto a la atención que prestan los medios de comunicación a los emprendedores, solo por encima de Belice. México también es penúltimo lugar latinoamericano cuando se mide al emprendimiento como una buena elección de carrera. Peor aún, México ocupa el último lugar de América Latina cuando se mide el aprecio social por los emprendedores exitosos en un país. Por ello, no cabe duda de que el emprendimiento necesita ser revalorado en nuestra sociedad.

Los medios de comunicación harían bien en mostrar historias inspiradoras de emprendedores mexicanos exitosos, que con empeño y trabajo han logrado crear empresas, hacerlas crecer y convertirlas en modelo de éxito. Historias de este género hay muchas; sin embargo, pocos las conocen y pareciera que los únicos emprendedores que admiramos son de otros países.

Diversas organizaciones mundiales que promueven el emprendimiento recomiendan que los jóvenes tengan modelos sociales, es decir, personas que les presenten un ejemplo para seguir y que los estimulen a que opten por el emprendimiento. Pero si esas personas no se conocen o parecen lejanas, no se produce el efecto inspirador.

La baja valoración que se da al emprendimiento en nuestra sociedad es una de las razones por las que México ocupa el lugar 14 de los 19 países latinoamericanos analizados por el GEM en intención de emprender, a pesar de que en oportunidades percibidas se encuentra en el lugar 9. Lo anterior significa que nos damos cuenta de que en nuestro país hay mucho por hacer, pero falta el interés por crear empresas que atiendan esas necesidades y moneticen las oportunidades de negocio.

Parte de la explicación radica en el enorme temor al fracaso que prevalece en la sociedad mexicana. Nuestro país ocupa la posición 9 en esta medición. Además, tenemos poca confianza en nuestras capacidades para emprender, al grado de que México ocupa el lugar 17 de 19 países latinoamericanos. Es una contradicción notable si consideramos que ocupamos el lugar 7 en educación para el emprendimiento en primarias y secundarias, y el cuarto sitio en educación superior.

Sin duda, hay cosas que no estamos haciendo bien. Los que nos dedicamos a la educación y a motivar a los futuros emprendedores no estamos logrando convencerlos de que es una excelente opción de desarrollo personal ni de que tienen las capacidades necesarias para cambiar el rumbo de la economía del país. Al parecer, tampoco hemos explicado que se aprende más de un fracaso inicial que del éxito prematuro y que simplemente es cuestión de no perder el entusiasmo.

Un dato interesante es que en el rubro de investigación y desarrollo nacional, que da lugar a nuevas oportunidades de negocio, México ocupa el tercer lugar de los países latinoamericanos. Sin embargo, hay contados ejemplos de empresas que hayan surgido de las universidades de nuestro país y también hay pocas evidencias de una demanda de conocimiento entre el sector empresarial.

La importancia que el gobierno ha dado al emprendimiento se ve reflejada en el indicador de presencia y calidad de programas de emprendimiento gubernamentales, en el cual México ocupa el sexto lugar en América Latina. Entre las iniciativas más importantes resaltan la creación del Instituto Nacional del Emprendedor (INADEM) en 2013, cuya misión fue rediseñar los mecanismos de apoyo a las micro, pequeñas y medianas empresas (MIPYME) y coordinar el ecosistema emprendedor en su conjunto, desde los servicios financieros hasta la cultura emprendedora, así como los programas de apoyo del Conacyt a las diferentes etapas de la preparación de emprendedores innovadores: desde la formación de recursos humanos hasta las iniciativas para fomentar la innovación en las empresas establecidas.

Figura 1. Programas gubernamentales de apoyo. Fuente: Programa Nacional de Innovación, 2011.

Los que formamos el ecosistema emprendedor de nuestro país tenemos mucho por hacer, tenemos que redoblar los esfuerzos para crear las condiciones necesarias para que más mexicanos innoven y emprendan negocios que prosperen y se vuelvan multinacionales. No se trata solamente de mejorar los indicadores del GEM, sino de tener un buen número de empresas que crezcan, empleen recursos humanos capacitados y, en conjunto, contribuyan a elevar el producto interno bruto de nuestro país.

Figura 2. Ecosistema emprendedor de México.

Referencias

Singer, S., JE Amorós y D. Moska. 2015, Global Entrepreneurship Monitor 2014 Global Report, Londres.
Comité Intersectorial para la Innovación, Programa Nacional de Innovación 2011, México.

 

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