Contabilidad, Edición 53

El idioma y la cultura en la interpretación de los IFRS

Por: Yanira Petrides, Instituto Tecnológico Autónomo de México
Esperanza Huerta, Universidad Estatal de San José
Gary Braun, Universidad de Texas en El Paso

Las Normas Internacionales de Información Financiera (International Financial Reporting Standards, IFRS) son estándares técnicos que guían la actividad del contador profesional en la elaboración de los estados financieros que reportan las empresas.

Estas normas son emitidas en inglés por el Consejo Internacional de Normas Contables (Internacional Accounting Standards Board, IASB). Aun cuando hay una traducción oficial de las normas internacionales a otros idiomas, la norma internacional de información financiera 1 (IFRS 1) señala que el idioma oficial para la interpretación de las mismas es el inglés.

El objetivo de tener un idioma oficial es que se respete la intención de la norma original y que no se interprete de forma distinta. Es importante que los contadores interpreten los estándares de la misma manera para que se cumpla con el objetivo de comparabilidad de la información financiera. Cuando una norma es interpretada en sentidos distintos, los estados financieros no son comparables; es decir, la comparabilidad de los estados financieros depende no solo de tener normas comunes, sino también de que las normas se interpreten del mismo modo. Por ejemplo, en Estados Unidos el Financial Accounting Standards Board (FASB) y la Securities and Exchange Commission (SEC) han indicado que en la convergencia de la normatividad, la comparabilidad es un objetivo importante.

Ahora bien, aunque las normas internacionales se establecen y publican en inglés, el IASB permite la traducción a otros idiomas, siempre que se siga el procedimiento oficial. Este procedimiento requiere la revisión de expertos traductores y de un comité de expertos contadores en el idioma al que se traduce. La traducción está supervisada por la IFRS Foundation para asegurarse de que sea uniforme. Únicamente se autoriza y publica una traducción por idioma, ya que la multiplicidad de traducciones pudiera dañar la comparabilidad y la transparencia.

Sin embargo, en una encuesta de 2002 se indicó que los contadores profesionales traducen de la versión oficial en inglés a su idioma habitual de trabajo. Sin un método sistemático para traducir las normas contables, la traducción puede cambiar el significado y la interpretación de la norma original en inglés.

Al traducir la normatividad contable se debe considerar que las normas incluyen terminología técnica y terminología genérica. La terminología técnica son palabras o frases que tienen un significado específico en contabilidad; es el vocabulario contable como “activos” o “pasivos”. La terminología genérica comprende palabras o frases de uso común, como “probable” o “remoto”.

La terminología de las ciencias naturales es sumamente precisa. En contraste, las ciencias sociales recurren más a las frases genéricas. Aunque la contabilidad ha usado siempre una terminología y vocabulario especializado, también emplea frases genéricas. Los términos técnicos son más fáciles de traducir y dependen menos de la cultura. Por ejemplo el término en inglés asset se traduce directamente al español como “activo”.

La terminología genérica es más difícil de verter en otra lengua. Hay estudios en los que se ha mostrado que ciertas palabras no son fáciles de traducir o no tienen equivalentes en otros idiomas. Cuando en la lengua de destino no hay un término equivalente al de la lengua de origen, la gente usa la traducción equivalente más cercana. Esta imprecisión en la traducción puede provocar que se pierda el significado exacto deseado en el idioma original.

Así, mientras que el emisor de la norma internacional tiene en mente un concepto en inglés, este podría no traducirse igualmente a otros idiomas. El resultado es que un mismo concepto en inglés se traduciría con diferentes palabras en otra lengua, lo que podría provocar diferentes interpretaciones de la norma. Por este motivo, la precisión en la traducción es un elemento tan importante como la norma misma. Con una traducción clara y precisa es posible evitar que determinadas frases se presten a varias interpretaciones, lo que dificultaría de facto la comparabilidad de la información financiera en todo el mundo.

La traducción de normas contables es aún más importante cuando se utilizan normas basadas en principios, como las IFRS. Las normas basadas en principios, a diferencia de las normas basadas en reglas, dan principios generales de aplicación. El contador debe aplicar su juicio profesional para interpretar el principio general a una situación particular. Por ejemplo, la norma contable de ingresos indica de forma general como requisito para reconocer el ingreso la probabilidad de su realización, el contador debe ejercer entonces su juicio profesional para determinar esta probabilidad para reconocer o no el ingreso. Otro ejemplo es la norma internacional 37 para el reconocimiento de activos contingentes, la norma usa en inglés la palabra genérica “practicable”, la cual se traduce al español como “prácticamente seguro”. El juicio profesional sobre estas palabras genéricas tiene efectos en los resultados de la información financiera. Así, es fundamental que el IASB o las organizaciones locales identifiquen las frases genéricas que pueden conducir a diferencias en su interpretación.

En estudios realizados en diferentes países se han encontrado que las frases genéricas varían en la traducción, tanto por el idioma como por la interpretación cultural que se hace de ellas. Estas diferencias de la traducción se dan no solo entre países, sino también dentro de un mismo país. Por ejemplo, en Canadá, Davidson y Chrisman (1993, 1994) detectaron divergencias en la interpretación de frases genéricas que reflejan expresiones de incertidumbre (por ejemplo, “probable” o “incierto”) en las Normas Internacionales de Contabilidad y las Normas de Contabilidad Canadienses. Además, encontraron que alumnos canadienses concebían de manera diferente la palabra “incertidumbre” si eran de habla francesa o de habla inglesa. En diversos estudios se ha señalado y demostrado que las diferencias de traducción e interpretación pueden generar problemas que van en detrimento de la comparabilidad. Por consiguiente, una mayor comprensión de las fuentes y de la naturaleza de estas diferencias ayudará a los organismos normativos a amortiguar esta amenaza.

Baskerville y Evans (2011) recomiendan tanto a los organismos emisores de normas como a los reguladores que estén conscientes de las dificultades al traducir palabras genéricas y que las tengan presentes en la fase de redacción de la norma. Explican que la interpretación de las normas de contabilidad no solo depende de la capacidad técnica y de la experiencia profesional del contador, sino también del idioma utilizado para transmitir la norma y del lenguaje genérico, que es una barrera para la armonización de las normas contables. Por el lenguaje genérico, la misma norma puede ser interpretada de diferentes maneras, lo que en última instancia causa diferencias en las cifras de los estados financieros.

La cultura asociada con el lenguaje también cumple un papel importante en la traducción. Un campo que ha llamado la atención es la interpretación cultural de las expresiones de incertidumbre que aparecen frecuentemente en las normas contables. La cultura local puede estorbar en que las normas contables se apliquen uniformemente en todas las culturas cuando se trate de este tipo de expresiones.

Los idiomas pueden clasificarse en lenguajes de “alto contexto” o lenguajes de “bajo contexto”. Hall (1976) sostiene que la comunicación escrita en los lenguajes de bajo contexto tiende a ser más explícita; el contenido del mensaje se entiende de forma directa porque las palabras tienen significados específicos. En los lenguajes de alto contexto la comunicación escrita es menos explícita; el contenido del mensaje se entiende tanto por las palabras como por el contexto en que se usan. Es decir, en los lenguajes de alto contexto hay aspectos importantes del mensaje que se entienden de forma implícita.

Traducir de lenguajes de bajo contexto a lenguajes de alto contexto plantea la dificultad adicional de lograr que el mensaje en el lenguaje de alto contexto represente la intención original expresada en el lenguaje de bajo contexto. Por eso es un reto la traducción adecuada de las normas internacionales al español. El inglés –el idioma original de las normas internacionales– es un lenguaje de bajo contexto, mientras que el español es un lenguaje de alto contexto.

El efecto del contexto en el lenguaje utilizado en las normas contables es relevante para los contadores que ejercen en un idioma distinto del inglés. Al menos, tendrán que ser conscientes de las posibles repercusiones que la variación en la traducción de la terminología clave de la normatividad contable pudiera tener en las decisiones que toman al preparar la información financiera?.

Referencias:

Baskerville, R., y L. Evans (2011). The darkening glass: Issues for translation of IFRS. Edimburgo: The Institute of Chartered Accountants of Scotland.

BDO, Deloitte Touche Tohmatsu, Ernst and Young, Grant Thornton, KPMG and Pricewaterhouse Coopers (2003). GAAP Convergence 2002: A survey of national efforts to promote and achieve convergence with International Financial Reporting Standards (investigador: D. L. Street).

Davidson, R. A., y H.H. Chrisman (1994). “Translations of uncertainty expressions in Canadian accounting and auditing standards”. Journal of International Accounting, Auditing and Taxation, 3(2), 187-203.

Doupnik, T. S. y E.L. Riccio (2006). “The influence of conservatism and secrecy on the Interpretation of verbal probability expressions in the Anglo and Latin cultural areas”. The International Journal of Accounting, 41(3), 237-261.

Doupnik, T. S., y M. Richter (2003). “Interpretation of uncertainty expressions: A cross-national study”. Accounting, Organizations and Society, 28(1), 15-35.

Doupnik, T. S. y M. Richter (2004). “The impact of culture on the interpretation of ‘in context’ verbal probability expressions”. Journal of International Accounting Research, 3(1), 1-20.

Hall, E. T. (1976). Beyond culture. Garden City: Anchor Press.

Huerta, Petrides y Braun, 2013, “Translation of IFRS: Language as a barrier to comparability”. Research in Accounting Regulation, 25(1), 1-12.

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