Edición 52, Finanzas

Mitigación de riesgos a través de un manejo eficiente del balance

Por: Juan Sadurní

Todas las empresas enfrentan a diario el reto de gestionar la incertidumbre para crear valor de forma sostenible en un entorno cada vez más difícil de prever.

Cambios en la estructura de los mercados, las preferencias de los consumidores y el marco regulatorio se conjuntan con operaciones complejas y, por ende, volátiles.

La volatilidad es un obstáculo para el sano crecimiento de las empresas. Organizaciones de cualquier tamaño y en todas las industrias han visto cómo las fluctuaciones del mercado afectan repetidamente su posición financiera, desaceleran sus planes de expansión y ponen en peligro la estabilidad de sus operaciones.

La crisis financiera iniciada en 2008 puso de manifiesto ante la comunidad mundial la importancia de la relación que existe entre la volatilidad de los mercados y las ganancias esperadas de una empresa. Los movimientos en las tasas de interés, el tipo de cambio y otras variables críticas provocaron pérdidas muy significativas e hicieron que inversiones que parecían infalibles perdieran valor abruptamente, incluso con consecuencias catastróficas, como la intervención del gobierno, las adquisiciones hostiles e incluso la quiebra.

En un estudio internacional de Accenture se reveló que los tres riesgos principales de las empresas provienen de los sistemas de tecnología de la información (39%), los factores que definen el costo y precio de los productos (39%) y el movimiento de la economía mundial (37%). Hay historias de éxito en la resiliencia de compañías que incluso han generado retornos de más del 100% en sus inversiones de administración de riesgos de la cadena de suministro, pero solo son el 7% de las compañías que Accenture califica como líderes en la práctica.

Los líderes en la administración de riesgos hacen tres cosas que los distinguen de las demás compañías:

  1. Dan la prioridad a la administración de riesgos. El 61% de los líderes, a diferencia del 37% de otras compañías, toman la administración de riesgos como un imperativo estratégico y reconocen la importancia de las capacidades que les ayudan a obtener una mayor visibilidad y predictibilidad a través de sus cadenas de suministro.
  2. Centralizan la responsabilidad de la administración de riesgos. El 43% de los líderes, en comparación con el 32% de otros, establecieron una función de administración de riesgos central dirigida por un ejecutivo de la alta gerencia o un vicepresidente que supervisa todas sus actividades.
  3. Invierten vigorosamente en la administración de riesgos con un enfoque en la visibilidad y el análisis de la cadena de suministro de extremo a extremo. Los líderes tuvieron una probabilidad casi tres veces mayor de indicar que tenían planes de mejorar su inversión en administración de riesgos un 20% o más en los dos años siguientes. Además, casi el 70% de los líderes declaró que sus inversiones generarán un retorno de por lo menos el 100% en los próximos dos años, en comparación con el 4% de los demás.

Las mejores prácticas administrativas exigen que sea la alta dirección la que determine cuántos riesgos está dispuesta a correr la empresa para alcanzar sus objetivos; es decir, tiene que definir su “apetito de riesgos”.

Asociada a lo anterior está la imperiosa necesidad de acciones, procesos, herramientas e informes para que la organización sea capaz de optimizar la relación entre riesgos y retornos y actúe conforme a una lógica de prevención y mitigación de la volatilidad, que solo ocurre cuando los riesgos y sus causas se identifican y valoran apropiadamente.

Una de las mejores formas de disminuir la volatilidad y contrarrestar sus efectos negativos es optimizar la hoja del balance. Manejar de una forma eficiente el balance permite a la organización prepararse para crecer y fortalecer su posición financiera.

La Ecuación de la Liquidez
La herramienta fundamental que utilizamos en Accenture para optimizar el balance es la “ecuación de liquidez”, un marco conceptual con el cual se identifican los elementos críticos de gestión de una compañía que facilitan el alineamiento de las decisiones de inversión y fondeo con los requerimientos mínimos de liquidez para garantizar la operación y la subsistencia.

    Aumentar el EBITDA
Identificar áreas de mejora en el EBITDA implica un profundo análisis de la rentabilidad financiera, considerando un aumento en los ingresos operativos y una disminución del costo real de financiamiento por cada producto o línea de interés.
Es fundamental incorporar indicadores que, además de la visión clásica de la rentabilidad, permitan hacer ajustes basados en el riesgo intrínseco de cada transacción. Muchas instituciones reemplazan ya el tradicional retorno sobre el capital (ROE) por el más completo retorno ajustado al riesgo sobre el capital económico (RAROC). Estos ajustes implican una forma distinta de pensar y operar que alcanza a las metodologías, los procesos y los sistemas.

    Optimizar el CAPEX
Una gestión eficiente del CAPEX tiene como objetivo principal optimizar la asignación dinámica del capital con el fin de satisfacer las necesidades futuras de equipo conforme a los planes de inversión de la compañía.
Con esta gestión se entienden las características de cada inversión (costos, objetivos, requerimientos, riesgos) con el fin de promover aquellas que representen los mejores retornos con los menores riesgos para mejorar la TIR, el VPN y el flujo de efectivo. Además, se garantiza la disponibilidad oportuna de los recursos según las necesidades de inversión, evitando cuellos de botella administrativos y proyectos fallidos por falta de recursos. De este modo, se favorece la generación de sinergias en el fondeo de iniciativas, la administración dinámica del flujo de caja y, con este, el valor de la empresa.

    Hacer más eficiente el capital de trabajo
La dinámica del capital de trabajo es tal que en ocasiones las empresas pueden gozar de una rentabilidad operativa, pero con un flujo de caja muy limitado, por lo que es indispensable incorporar un análisis realista de las verdaderas necesidades de capital para operar. El análisis se concentra en mejorar el ciclo de conversión del efectivo de tal manera que se salvaguarde la continuidad y eficacia de la operación sin destruir valor financiero.
Esta eficacia del capital de trabajo mejora los procesos y políticas con el fin de disminuir los costos de trabajo (activos y pasivos); optimiza el desempeño de los inventarios (tanto de bienes terminados como de inversiones) para compaginar los indicadores financieros con las acciones operativas e integra la administración del capital de trabajo con otros aspectos críticos de la planeación financiera para evitar procesos independientes que aumenten la ineficiencia y los costos.

    Centralizar las decisiones de inversión
Se trata de asegurar que todas las inversiones y decisiones financieras clave se integren bajo una sola administración. Esta iniciativa permite a la empresa mejorar su desempeño al aumentar los volúmenes de operación (y, por tanto, las condiciones de mercado), previendo así mejores coberturas; separa el riesgo por tasa de interés de las operaciones, asignándolo directamente a la Tesorería, para que las unidades de negocio se concentren en los factores de riesgo que están bajo su control y en la propia operación, y exige que la institución cuente con un gobierno corporativo en el que la alta dirección participe activamente en la vigilancia del marco de gestión de las inversiones.

    Optimizar la estructura de capital
Es conveniente que la empresa cuente con la estructura de apalancamiento y la calidad de capital óptimas para su apetito de riesgos, el tipo de operación y las necesidades de inversión. El objetivo es encontrar el equilibrio entre capital y deuda para que el costo de capital sea el menor para la empresa (optimización del WACC).
Así, se formula la composición correcta de pasivos y capital para que se satisfagan las necesidades de liquidez, se minimice el costo de fondeo y se maximice la rentabilidad ajustada al riesgo.

Las estrategias de optimización son, entre otras, la compra o emisión de coberturas y la retención de ganancias. La creatividad y flexibilidad de las instituciones inciden en el éxito de sus estrategias y en la generación de valor.

El crecimiento sostenible frente a la volatilidad
La aplicación correcta de la ecuación de liquidez trae importantes beneficios. Aún la mejor operación de un negocio se puede beneficiar de optimizar su estructura financiera y derivar un valor agregado adicional a la generación de productos, contratación de talento u optimización de costos. Un alto costo de capital, un ciclo de cobranza desfavorable, la ineficiencia en la toma de decisiones de inversión o la falta de liquidez implican mayor volatilidad, la cual repercute en el valor de la empresa y en su capacidad de gozar de un crecimiento alto, sano y sostenible.?

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